Inglaterra 2-1 Dinamarca: Inglaterra hace historia y se mete en la final de la Euro

Final del encuentro. Largo, arduo y cansador. La jerarquía inglesa fue superior a la mecánica danesa. El desgaste como factor clave. Inglaterra es el segundo finalista y jugará frente a Italia el próximo domingo 11 de julio. En un partido que tuvo todos los colores, Los Three Lions se impusieron con altura ante una Dinamarca que tuvo un camino espectacular en esta Euro. Si bien el encuentro se definió por una jugada polémica, Inglaterra fue superior en los 120′ y esta fue la recompensa. Repasamos los que fue el partido.
Inglaterra ha hecho historia ante la mirada de sus aficionados. En el mítico Wembley, los ingleses accedieron por primera vez en su historia a la final de la Eurocopa. Harry Kane quedará plasmado en los libros de historia de la Selección de Inglaterra.

En búsqueda del dominio
El arranque de Inglaterra fue con una total intención de ir a buscar el partido, de ser protagonista. Comenzó el encuentro con una Dinamarca replegada en los primeros 15′. Phillips, Rice y Walker intentaban (y prosperaban) filtrar la pelota entre líneas danesas hacia los volantes ofensivos. Sterling tratando de hacerle honor a su tatuaje del niño en Wembley, y un Kane que se vistió de enganche en la primera mitad. El ‘9’ y el ’10’ rotaban sus posiciones y combinaron en varias situaciones de peligro de Inglaterra.

A pesar de este intento de superioridad por parte de ‘Los Tres Leones’, Dinamarca se mostró muy cómodo. A través de pases cortos superaban en el mano a mano a los locales. Cada vez que la pelota estaba en 3/4 de cancha a favor de los daneses, había peligro. Poca coordinación por parte de los defensas de Southgate. Inglaterra buscaba contrarrestar las salidas del rival con presión en conjunto, formando hasta 1v3. A partir de ahí tomaba la iniciativa, pero lo que no logró encontrar fue profundidad. Se vio a una estructura muy sólida  en los dirigidos por Hjulmand, moviéndose en bloque y generando relevos constantes ante los intentos ingleses por atacar los espacios.

La primera jugada clara llegó en el minuto 24′, cuando Damsgaard, tras una combinación con Dolberg, se generó un espacio en una baldosa y sacó un remate colocado en la puerta del área inglesa. La pelota pasó cerca. Sin embargo, el ’14’ iba a tener otra chance; En el minuto 29′, un tiro libre de más de 30 metros fue cobrado a favor de Dinamarca. El jugador de la Sampdoria se hizo cargo de la situación, tomó carrera y clavó la pelota en un ángulo. El estallido de la red silenciaba a los fanáticos en Wembley. El partido se teñía de rojo.

Y cuando el resultado es adverso, las figuras deben aparecer. Kane tomó el mando en el ataque. Casi de falso 9 estaba parado, lanzando a Sterling y a Saka. A veces aparecía de ‘8’. Una de las jugadas más claras de Inglaterra tuvo esa característica; Kane por derecha metió un centro espectacular para la llegada de Sterling. Raheem remató a quemarropa y tapó Schmeichel, que ya se empezaba a hacer un nombre en el partido. Para la fortuna del ’10’ inglés, 2′ después Kane puso un pase exquisito entre líneas para que Saka se la deje en bandeja a Sterling. El del City no llegó pero Kjær si. Gol en contra y 1 a 1 en el marcador.

El cansancio, la figura del partido
Tal como dice acá arriba. Dinamarca, tras un gran primer tiempo, exhausta. Ese esquema con versatilidad y permeabilidad se iba perdiendo a medida que los minutos corrían. Poco y nada por parte de los daneses en los últimos 45′. No había resto. En un intento de trinchera, los de rojo se metían en su propia área para defenderse de los misiles constantes que tenían al arco de Schemichel como destino. Hablando del arquero danés, este apareció de nuevo en el minuto 54′, luego de que Maguire cabeceara una pelota parada ejecutada por Mount. Kasper se estiró y la sacó.

El partido transcurrió con un ritmo más lento, las jugadas tenían cada vez menos trascendencia. Las piernas pesaban. Inglaterra con mucha munición. Esperaban Foden, Grealish, Henderson, Sancho en el banco y contando. Dinamarca, la otra cara de la misma moneda, diezmada físicamente. Pocas situaciones se vieron en el último tramo de los 90′. Destacar el partido de Walker y  Maguire que estuvieron impasables en faceta defensiva. Sumado a esto Shaw fue muy importante en la banda izquierda, buscando profundidad y dándole libertad a Sterling.

Tiempo extra…¿con final anticipado?
Se veía venir por el desgaste que Dinamarca iba en búsqueda de los penales. Y que Inglaterra tenía que ponerle el pecho a la situación y recobrar ese protagonismo perdido en la primera parte. Lo que no se sabía era cómo se iba a definir el encuentro. Sterling, completamente endemoniado en todo el encuentro, encaró a Maehle y lo superó. El jugador del Atalanta lo siguió y el del Manchester cayó en el área. Con vista de TV, es penal. Pero al ver la repetición se ve claramente que no existe contacto. Y lo más increíble de todo esto, es que la jugada fue al VAR, ¡y fue avalada!

El árbitro marcó el punto penal y como antes se nombró, cuando las papas queman, las estrellas tienen que dar un paso al frente. Harry Kane y un penal que dejaba muchas críticas atrás. Enfrente, Schmeichel de partido casi utópico. Pasos de bailarín previos al tiro, remate y atajada del danés. Hubo rebote, y lo capitalizó el capitán inglés. El estadio rugía en un estado de éxtasis y los brazos de Dinamarca iban bajando lentamente. Se terminaba la epopeya danesa. 2 a 1 y los de Southgate con un pie en la final.

Terminó el primer tiempo extra, pasó el segundo sin sobresaltos. Una muestra de carácter por parte de los locales que disputarán su primera final de Eurocopa de su historia